El mito de las hadas, o de las moras, como les dicen por aquí a los seres mágicos,existe. (no se me mosquee nadie por lenguaje políticamente incorrecto)
Todas las culturas centroeuropeas hablan en sus leyendas de seres que se aparecen en la noche y que pueden ser extremadamente amables o crueles y déspotas (mira parece que hablan de nuestros políticos).
El caso es que la otra noche vi una, no me toméis por loco, que la vi, brillaba en la oscuridad con una luz irreal, casi fluorescente me acerque a ella con la idea de pedirle un deseo, que nos sacara del atolladero en que estamos metidos y nos librara de nuestra clase política.
Pero… ¡oh! Desilusión, resulto ser una humilde luciérnaga, que con su luz fluorescente intenta atraer a los machos en las noches de verano.
Hacia un montón que no veía ninguna.
Yo, por si acaso, en realidad era un hada haciéndose la tonta y de incognito le insistí:

¡Arreglanos un poco el cotarro y convierte a nuestros dirigentes en sapos o algo parecido!